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Tengamos la fiesta en paz, cinco maneras para sobrevivir a la Navidad

Tenemos la Navidad a la vuelta de la esquina y estas fechas, queramos o no, nos estresan y nos remueven. Son días de encuentros familiares y en muchos casas se hace evidente cómo son las relaciones entre unos y otros. Son días que, aunque intentemos que no la haya, todos sentimos presión: porque todo esté perfecto, porque no haya  conflictos, porque los regalos gusten, porque mi hijo se porte bien, porque…

 ¿Qué puedes hacer para tener la fiesta en paz estas Navidades?

  1. Aprende a respirar: es básico y sí, todos lo hacemos, pero la mayoría de veces no lo hacemos bien. Respiramos tensos, sólo con la parte torácica… Si estar en la mesa con tíos y primos con quienes no nos llevamos muy bien nos saca de quicio, si nuestro hijo no para de correr y tirar cosas por el suelo… RESPIREMOS. Todo es mucho más fácil cuando lo hacemos, y a la vez, nos ayudará a tomar una cierta distancia.
  2.  Practica la empatía: Para los niños son días también estresantes, demasiados regalos y mucha gente en las casas les pone a mil por hora y eso. Por lo tanto, aceptemos que estos días son así, a ratos estresantes. Sintamos empatía hacia ellos, muchas veces están sobre estimulados, ya habrá tiempo para relajarnos y volver a la rutina. Empatía también con los demás: con los abuelos, padres, suegros, tíos, etc… Todos estamos en mayor o en menor medida estresados. Cuanta más empatía sintamos, mejores serán estas fiestas: más amorosas, cercanas y mucho más tranquilas.
  3.  Sé amable: Con los demás pero también con nosotros mismos. Si nos hemos puesto nerviosos porque no hemos sabido qué decir cuando tal familiar nos ha parecido que nos juzgaba, si perdemos la paciencia con nuestros hijos… seamos amables. Respiremos y no nos pasemos los tres días siguientes dándole vueltas enviándonos mensajes negativos :  “debía haberle dicho esto o aquello, no sé cómo manejar estas situaciones con mis hijos…” No vale la pena y no nos hará ningún bien. Recuerda que nadie es perfecto. Intenta reparar el error si es oportuno y sigue adelante.
  4.  Reconoce y acepta tus emociones y las de tus hijos: Si viene tristeza, porque un familiar cercano murió hace poco o porque los padres se hayan separado, dejemos que venga esta emoción, que salga y que se marche. Si viene alegría, disfrutemos, pero si viene rabia, mal humor, celos, competición o lo que sea… respiremos, démonos cuenta, dejemos que pase y liberémonos de ello, si es posible. Tampoco le tengamos miedo a que nuestros hijos expresen sus emociones, incluso las “negativas”, se suelen disipar cuando les permitimos expresarlas, cuando le ponen nombre y saben que les comprendemos. Por supuesto, potenciemos  lo más que podamos las emociones positivas como el optimismo, la alegría, el entusiasmo y sobretodo la gratitud.
  5. Busca un tiempo para ti sol@: Regalémonos un momento de silencio, un espacio íntimo, donde podamos conectar con la calma y sobre todo, un momento para poder concluir. El año se acaba y a veces viene bien hacer un parón en el camino para darnos cuenta de cómo ha sido, de cómo queremos que sea el próximo y, si nos apetece, agradecer lo vivido.

Espero que esto haga que podáis disfrutar un poco más de estas Navidades.

 

¡Feliz Navidad a tod@s!

 

Crédito foto: Rawpixel Photo Unsplash

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