En un tren un niño de unos dos años al que el Sol está cegando exclama: ¡Sol, malo, vete!. La madre lo mira y agrega ¡Sol, malo, vete Sol! A continuación le pone una gorrita.
El niño retó al Sol y le ganó, el Sol se fue. ¡Con ayuda de su madre el milagro sucedió! Pudo ganar una sensación de seguridad y poder.
Un pequeño niño ante el astro rey tiene todas las de perder, pero la intervención empática y tierna de su progenitora lo protege y crea esa sensación de magia que en la edad adulta se convierte en esperanza.
Reflexión: ¿qué hubiera sentido nuestro protagonista si la madre le dice que el sol no se moverá de ahí?