Claves para manejar los conflictos del día a día con nuestros hijos
A lo largo de la vida, los conflictos en las familias son algo inevitable, las personas no somos perfectas y aunque intentamos hacer las cosas de la mejor forma que sabemos, en algunas ocasiones repetimos los mismos esquemas que no funcionan.
La forma de reaccionar ante los conflictos en nuestra familia depende de cómo nos sintamos en ese momento, del nivel de estrés que tengamos, así como de nuestras expectativas como padres y sobre nuestros hijos (muchas veces muy poco realistas por otra parte). Si creo que “el comportamiento de mi hijo refleja directamente mi competencia como madre” mi forma de reaccionar será muy diferente si creo que “Mi hijo tiene que aprender las consecuencias de su comportamiento, y es su responsabilidad”.
Cuando no somos conscientes de esto en la educación de nuestros pequeños, improvisamos dependiendo de nuestro estado de ánimo más que de las necesidades que puedan tener nuestro hijos en ese momento. Es importante no centrarnos en la mala conducta y el castigo sino en la solución. Para ello es importante saber responder, no reaccionar. También es de gran ayuda entender los momentos difíciles como oportunidades para enseñarles habilidades importantes para la vida, planteate: ¿Por qué mi hijo ha actuado así? ¿Qué quiero enseñarle en este momento?¿Cuál es el mejor modo de hacerlo? También podemos tener en cuenta las siguientes claves:
- Los niños tienen que sentirse comprendidos y queridos: Debemos hacerles saber que les escuchamos y entendemos. Normalmente los padres tendemos a negar, minimizar o culpar lo que les está pasando: “No entiendo por que te pones así por una tontería” “Deberías estar agradecido por todo lo que hago por ti”.
- En lugar de dar órdenes y exigir sin más que los niños satisfagan nuestras expectativas, es mejor darles la oportunidad de decidir cómo quieren actuar, eso les hace más responsables a la hora de tomar decisiones.
- Enseñarles a que reflexionen sobre sus sentimientos y las formas de responder ante dificultades y a que sepan ponerse en el lugar del otro. Desarrollar la empatía les ayudará a tomar mejores decisiones.
- Hacer preguntas en lugar de dar órdenes: ¿Qué vas a hacer para resolver este problema? ¿Qué hacemos antes de irnos a la cama? ¿Dónde se lleva el yogur cuando has terminado de cenar? ¿Cómo te vas a organizar hoy con los deberes?
- Evitar resolver sus problemas: No intervenir, dejarles que ellos tomen una decisión, que sean capaces de pensar por sí mismos. Nuestra responsabilidad como padres es establecer el marco moral, es decir, los valores que guiaran sus decisiones.
- Sermonearles menos y escucharles más: Transmitirles que los errores son una oportunidad para aprender. En lugar de intervenir podemos decirles “Inténtalo otra vez” “inténtalo de otra manera” “Las cosas no siempre salen a la primera” “No era tan sencillo como querías ¿verdad? ¡Qué rabia!”
Permite que colaboren en casa para que sientan que se les tiene en cuenta y que son importantes para nosotros y para toda la familia.
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