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Dietas,  lo que la mente sufre

Cuando se acerca el verano y la Humanidad vuelve a creer que las dietas milagro, los entrenamientos exprés y la cosmética arreglarán, en unas pocas semanas, lo que no se ha hecho durante toda una vida. En el artículo, «La eterna tomadura de pelo de la ‘operación bikini», publicado en el Mundo la periodista Gema García Marcos reflexiona sobre las dietas milagro, Isabel Serrano ha participado en el artículo dando los motivos psicológicos que nos llevan a creer en esos remedios milagrosos así como sus consecuencias… El artículo completo se puede leer aquí: La eterna tomadura de pelo la operación bikini 

En este extracto del artículo os dejamos algunos comentarios de Isabel Serrano-Rosa, directora y psicóloga de EnPositivoSí.

Esta fijación por estar delgado en un tiempo récord y cueste lo que cueste tiene bastantes matices. Normalmente, la gente que llega al gabinete con una obsesión así es porque su vida se ha hecho ingobernable. Han empezado a sentir que, por mucho que se machacaran en el gimnasio o hicieran dieta, el mero hecho de engordar 100 gramos las alteraba completamente. Sin embargo, a raíz de la pandemia, han aumentado las consultas de personas que han subido de peso durante por la ansiedad que nos está generando a todos esta situación.

La gente que se aferra a «estar superguapa y superenforma» se intenta apegar, de alguna forma, al imposible de parar el tiempo. Es una especie de deseo mágico de ser eternamente perfectos e inmortales. Y, por supuesto, se trata de una expectativa un poco infantil que está ligada al consumismo. El apego a estar delgados y guapos esconde la creencia de que, «si no entramos dentro de los cánones de belleza, vamos a ser infelices». Tras todo esto hay también una eterna búsqueda de aprobación, la necesidad de sentirse admirado y de evitar el rechazo son dos vulnerabilidades que nos hacen débiles.

¿Por qué buscamos en remedios «milagrosos» la solución a nuestros problemas?

Básicamente, porque tenemos dos ‘cerebros’: el racional sabe que hay que dar pequeños pasos para alcanzar cualquier objetivo pero el irracional quiere milagros, ilusión, fantasía, etc. Lo que prometen las dietas, igual que cuando se juega a la lotería, es que, por fin, vamos a echar un pulso a la suerte y vamos a ganar. Y, aunque en temas de salud deberíamos de hacer caso al yo racional, es difícil no dejarse seducir por esa magia que nos propone nuestro yo soñador.

A lo largo del día, nuestra mente crea un montón de pensamientos y nos conviene aprender a discriminar cuáles son reales y cuáles fantasía. Ambos están ahí y el secreto radica en saber equilibrarlos». Lo cual, visto el devenir de las cosas, no parece una tarea sencilla.

 

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