Hasta hace poco la explicación que daba la ciencia era que su cerebro estaba aún imperfecto e inundado de hormonas.
Hoy sabemos que el funcionamiento cerebral adolescente no es un error biológico.
Su cerebro "no es un órgano infantil envejecido, ni tampoco uno adulto incompleto, constituye un ente singular, con una gran versatilidad y una creciente instauración de redes neurales.
En la adolescencia nuestros hijos nos necesitan más que nunca como fuente de referencia precisamente por su tormenta biológica. Que del caos surja una tragedia o una comedia depende en parte de cómo nosotros encajemos sus cambios y de cómo la sociedad les ofrezca una salida