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    25-4-2021

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    DIETAS, LO QUE LA MENTE 'SUFRE'

    Para Isabel Serrano-Rosa, directora y psicóloga de EnPositivoSí, esta fijación por estar delgado en un tiempo récord y cueste lo que cueste tiene bastantes matices. «Normalmente, la gente que llega al gabinete con una obsesión así es porque su vida se ha hecho ingobernable. Han empezado a sentir que, por mucho que se machacaran en el gimnasio o hicieran dieta, el mero hecho de engordar 100 gramos las alteraba completamente. Sin embargo, a raíz de la pandemia, han aumentado las consultas de personas que han subido de peso durante por la ansiedad que nos está generando a todos esta situación».

    En su opinión, la gente que se aferra a «estar superguapa y superenforma se intenta apegar, de alguna forma, al imposible de parar el tiempo. Es una especie de deseo mágico de ser eternamente perfectos e inmortales. Y, por supuesto, se trata de una expectativa un poco infantil que está ligada al consumismo».

    Serrano-Rosa señala como «ese doble juego que hacen los medios de comunicación al bombardearnos con un arsenal de productos para adelgazar, tipos de dietas, etc a la vez que nos muestran el placer para los sentidos que supone dar un bocado a un delicioso bombón helado, nos está volviendo a todos un poco neuróticos».

    El apego a estar delgados y guapos esconde, según ella, la creencia de que, «si no entramos dentro de los cánones de belleza, vamos a ser infelices». Tras todo esto hay también una eterna búsqueda de aprobación, «la necesidad de sentirse admirado y de evitar el rechazo son dos vulnerabilidades que nos hacen débiles».

    Sin embargo, llega un momento en el que «la autopercepción se distorsiona y hace que, hasta el hecho de pesar 100 gramos de más, se viva con muchísima angustia». El cuerpo, y ahí está la línea roja a su entender, «deja de ser un espacio en el que cuidarse es un placer para convertirse en un problema. La obsesión nos instala en el malestar permanente, incapacitán-donos para disfrutar». Esta psicóloga advierte de que «si cada vez que nos miramos al espejo nos angustiamos y, cuánto más nos 'retocamos' y más en forma estamos, más inseguros nos sentimos es que estamos enganchados a la belleza. Todo esto lo que supone es una pérdida absoluta de libertad».

    Para volver a ser nosotros mismos necesitamos «una buena dosis de realidad y darnos cuenta de que estamos hasta el moño de pasarnos la vida a dieta; de que, simplemente, ya no disfrutamos de nada».

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