Los malvados de carne y hueso son grandes seductores y se aprovechan de nuestra bondad para hacer de las suyas. A diferencia de en la ficción, no suelen recibir su castigo pues, a menudo, nos mostramos excesivamente indulgentes pensando en sus razones para cometer los agravios
Artículo publicado por Isabel Serrano Rosa-psicóloga y directora de enpositivoSI
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