Amargura no, por favor. Puedo soportar sentir tristeza, enfado, asco y miedo, pero la amargura es lo peor" Son las palabras de María que se enfrenta a un divorcio conflictivo.
Tiene razón, la amargura es un veneno poderoso que contamina todas las áreas de la vida y a todo aquel que se acerca.
Es un cóctel tóxico cuyos ingredientes son la tristeza por uno mismo, por lo que pudo ser y no fue.
Se añaden grandes dosis de resentimiento hacia el otro, por lo que debió hacer y no hizo y de frustración hacia la vida por sus injusticias
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