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Saber elaborar los conflictos a través del juego

El «Pilla Pilla» versión COVID-19

Desde un banco del parque pude observar el juego de cuatro niños de entre ocho y diez años. Jugaban al clásico «Pilla pilla» pero con una variación digna de mención. El que perseguía era “el coronavirus” que quería alcanzar a sus tres compañeros. Uno de ellos hacía de “viejecito” y simulaba ir con bastón y despacito. Otro hacía de “médico” e intentaba esquivar al “coronavirus”  quedándose cerca, como si lo desafiara. El tercero hacía de “niño” y se le escuchaba “puedes cogerme pero no me puedes hacer nada, soy pequeño”. El “coronavirus” era un niño sonriente como sonríen los que no tienen miedo a nada. Iba despacio con seguridad de que tarde o temprano alcanzaría a los otros. El que hacía de “viejecito” hacía trampas y corría de vez en cuando mientras los demás protestaban “¡Eh! ¡No puedes hacer eso. Tú puedes esconderte pero no correr, eres un abuelo! Eso es lo que intentó a continuación pero el “coronavirus” lo descubrió con la complicidad del “niño” que riéndose le hizo señas de donde se encontraba, ¡Te pillé, al hospital que vas! le dijo al tiempo que se abalanzaba sobre él. Mientras los otros se congratulaban de no ser ellos las víctimas.

Fue una escena impactante. Cuatro niños que exorcizaban su tensión sobre el COVID-19 corriendo y riendo. El coronavirus terminó cazando al “viejecito” con ayuda del “niño”. Parece el guion de la transmisión intrafamiliar. Quiero creer que el inconsciente infantil sabe que tienen que tener cuidado porque los más frágiles son los abuelos. Quizá ese juego fue la experimentación de una fantasía conjunta de miedo por ellos mismos y sus mayores. El hecho que fuera algo divertido y que todos salieran “vivos” fue la mejor manera de enfrentar sus temores.

Esa forma de elaborar los conflictos a través de algo inofensivo como el juego,  puede ser una herramienta central para enfrentarnos a la realidad sin desbordarnos por la angustia. Los niños tienen más recursos de los que creemos y quizá los adultos deberíamos apropiarnos de formas más adecuadas de lidiar con la ansiedad que no sea la preocupación obsesiva o la negación maníaca.

Jesús Maria Prada (psicólogo)

 

 

 

¿Tú o los otros?

¿Cuál es tu estilo al afrontar un conflicto?

Los conflictos no son positivos ni negativos, pero la forma de abordarlos y de resolverlos pueden tener consecuencias favorables o desfavorables para cada una de las partes implicadas. En los años setenta los psicólogos, Kenneth W. Thomas  y Ralph H. Kilmann descubrieron que cada persona suele tender a un estilo a la hora de afrontar los conflictos y consiguieron identificar cinco estilos distintos. Dependiendo de si estamos orientados, con carácter prioritario, a conseguir nuestros objetivos o, si lo estamos en mantener la relación con los demás, utilizaremos unos estilos u otros. No hay ninguno que sea el mejor, todo depende de la persona que tengamos delante y de la situación que estemos viviendo.  Cada persona es capaz de utilizar estas 5 maneras distintas de manejar los conflictos:

  1. Competición: Se busca satisfacer los propios intereses a expensas de los intereses del otro si es necesario. Refleja el enfoque clásico del conflicto de ganar-perder. Se ve el resultado de la negociación como más importante que la relación.
  2. Acomodación/Complacer: La acomodación es una estrategia en la que la importancia de la relación es muy alta y la del resultado muy baja. Se utiliza esta estrategia cuando el objetivo principal del intercambio es construir o fortalecer una relación y se está dispuesto a no alcanzar los propios objetivos.
  3. Evitación: Esta conducta se expresa habitualmente por la retirada o la indiferencia.  No supone que no haya conflicto, sino que ha sido comprendido como algo que no merece la pena manejar. En esta estrategia, la preocupación por la relación, así como por los resultados, es muy baja.
  4. Colaboración: Son importantes tanto el resultado como la relación. Las partes intentan conseguir el mejor resultado posible manteniendo o fortaleciendo, simultáneamente, su relación. El objetivo es encontrar una solución que sea satisfactoria para ambas partes.
  5. Compromiso: El compromiso supone que una parte no deja de preocuparse por sus intereses, pero suaviza su posición cuando considera los de la otra parte. El objetivo  es llegar al punto medio entre las dos posturas. La solución requiere que cada uno ceda un poco hasta llegar a un punto medio.

Ahora mismo, te estarás preguntando si tu estilo de afrontamiento ante el conflicto es el más adecuado, y si no lo es, cuál sería el mejor,  lo cierto es que no existe una respuesta única a ninguna de las dos preguntas. Primero, porque cada uno de nosotros puede usar esos cinco estilos en diferentes ocasiones, aunque cada persona recurre a unos modos con más facilidad que a otros.  En segundo lugar, porque no existe una única forma de resolver los conflictos, ya que todo depende de cada contexto específico.

Por ello, si tienes que afrontar un conflicto y no sabes cuál es el modo más eficaz de hacerlo, ven a EnpositivoSÍ y en el área de Mediación y Gestión de Conflictos   http://enpositivosi.com/areas_mediacion.php,  te asesoraremos para que encuentres el estilo que más se adapta a tu personalidad y más útil te puede resultar en el caso concreto.

 

Foto (c) Gerome Viavant on Unsplash