Archivo de la etiqueta: Niños optimistas

Conectar con la mirada

Los niños saben conectar con la mirada

Este tiempo de pandemia, mascarillas y distancia social nos ha hecho cambiar nuestras costumbres sociales, hasta tal punto que el hábito de dar besos a familiares, amigos, compañeros…, o en mi caso, el achuchón a los más pequeños que vienen a consulta, se ha convertido en un recuerdo que esperamos poder recuperar en poco tiempo.

No es fácil, somos seres sociales por naturaleza y nuestro cerebro persigue esa conexión física y emocional para poder sentir equilibrio y bienestar, eso ocurre desde nuestra etapa de bebés. Además, nuestro cerebro tiene siempre estrategias para sincronizarnos con el otro, gracias por ejemplo a las neuronas espejo.

Hasta que podamos recuperar ese contacto cercano, he observado la capacidad de adaptación que tenemos los seres humanos a los nuevos escenarios y te voy a contar algunas de mis conclusiones: para empezar, criticamos y regañamos a los niños cuando no cumplen las rutinas y normas en el día a día, pero somos los adultos los que más resistencias tenemos a adaptarnos a esta nueva situación.  Todos son quejas en el mundo adulto durante el confinamiento, el desconfinamiento y las limitaciones de movilidad además de la poca  aceptación tampoco hay adaptación, ni cooperación social para transformar esta realidad.

Sin embargo, te diré que a diario voy a la puerta del colegio de mi hija y no he escuchado ni una queja por parte de sus compañeros. He observado que los niños han encontrado nuevas formas de conectar y relacionarse: Nuevas maneras de saludarse, colocando la mano en el corazón, rodeando su propio cuerpo con sus brazos simulando un abrazo, han aprendido a sonreír con los ojos sabiendo que al otro lado de la mascarilla los amigos hacen lo mismo y sus cerebros se conectan en una experiencia emocionalmente positiva, han aprendido a generar nuevas actividades lúdicas, donde la distancia es parte esencial, pero a la vez cooperar en equipo es imprescindible.

Así que te invito a parar un momento, observa a tu alrededor e imita a los más pequeños, date un tiempo para conectar con la mirada del que tienes a dos metros y encontrar nuevas maneras de conexión social que te permita encontrar ese bienestar que las interacciones de cercanía social nos proporcionaban en otros momentos y que muy pronto recuperaremos.

 

Ana Belén León (Psicopedagoga)

 

 

 

Poner límites, el reto de muchos padres

Saber poner límites para obtener un bien mayor

Cada vez vemos a más niños que al salir de clase lanzan  un “toma” a sus padres dándoles la mochila, o bien un “dame la merienda”, o “vamos al parque”…. Y cada vez observamos a más padres llevando la mochila y sobre todo aceptando resignados todas  las “peticiones” de sus hijos o dando eternas explicaciones de porque no pueden ir esa tarde al parque. En el mejor de los casos les convencen pero en muchos otros se sucede un “bueno…. pero solo un ratito” que luego se convierte en un tiempo indefinido hasta que el niño decide que quiere volver a casa.

Qué limites fijar y sobre todo, cómo hacerlo, es hoy en día una de los retos más grandes al que los padres y madres nos enfrentamosNo es fácil decir NO, incluso cuando queremos decir NO, marcar límites, poner normas y hacer que se cumplan, aunque eso no les guste. Decirles SI cuando hace falta un NO, para agradarles o para que nos quieran es algo egoísta ya que usamos a nuestros hijos para llenar nuestros vacíos emocionales e inseguridades.

Los padres durante una larga etapa de crecimiento del niño, debemos tomar decisiones, a veces difíciles, que no le van a gustar, por eso es preciso asumir la impopularidad de determinadas medidas, y aún así, tomarlas. Los hijos pequeños no tienen la madurez ni la experiencia necesarias para valorar la importancia de algunas medidas educativas que los padres debemos adoptar. Los límites siempre puestos con respeto y cariño, no son para hacerles sentir mal ni para coartar, sino para prevenir y conseguir un bien mayor: aumentar su nivel de libertad y responsabilidad, capacitarlos como personas aptas para la convivencia.

Queremos dar la enhorabuena a todos esos padres que no acceden a las exigencias de sus hijos, chantajes emocionales…. Y toman decisiones a veces en contra de lo que quieren sus hijos porque entienden que es lo que les conviene y es bueno para ellos y para todos los miembros de la familia.

María Ramos, psicóloga enpositivoSI

 

 

 

Educación positiva

 Educación positiva frente a la educación autoritaria y al castigo

Las herramientas y recursos pedagógicos basados en la autoridad y disciplina positiva pueden ser muy útiles en la educación de nuestros hijos. Sobre todo porque significa que existe respeto en los dos sentidos, hacía los niños y también hacia los padres, eso supone utilizar estrategias no violentas para corregir las conductas que no nos gustan de nuestros hijos, pero siempre y necesariamente, ofrecerles normas y límites desde la amabilidad y la firmeza, para que aprendan a regir su conducta a través de un proceso de aprendizaje significativo y no desde el miedo al castigo.

Cuando educamos a nuestros hijos los padres queremos hacerlo lo mejor posible, y lo hacemos desde el absoluto amor hacia ellos. A pesar de eso, a veces, fallamos o simplemente no sabemos hacerlo. Todavía existen algunos padres que defienden que para corregir a los niños o para que obedezcan es necesario utilizar el bofetón, el azote, el grito o el castigo. Sin embargo, está demostrado que el uso de una disciplina autoritaria tiene demasiadas consecuencias primero en el desarrollo infantil y posteriormente en la salud mental del adulto, muchos se aferran al siguiente razonamiento:  “como a mí me educaron así y estoy bien, no pasa nada“. A pesar de tener al alcance montones de libros, miles de recursos gratuitos en webs de educación, cientos de cursos… muchos padres siguen perdidos y no consiguen educar desde una autoridad y disciplina positiva, amable y firme a la vez,  sin permisividad. Es verdad que no es una tarea fácil, para cambiar la manera de educar y ofrecer al mundo hijos mejores, hay que querer hacerlo y creer en ello.

Cuando nuestro hijo o hija tiene un mal comportamiento, reaccionamos muchas veces porque estamos demasiados cansados, inmersos en el estrés, y… perdemos la paciencia porque no siempre se dispone de las herramientas necesarias y surgen los patrones educativos internos que hemos adquiridos durante nuestra infancia y acabamos teniendo una actitud inadecuada, recurriendo sin querer al autoritarismo y al castigo.

La buena noticia es que es posible hacerlo de otra forma, si paramos, respiramos y tomamos conciencia de que se puede hacer mejor, que queremos educarles desde el respeto y ofrecerles nuestra mejor versión como padres. No nos marquemos expectativas excesivas e irreales, pero sí planteémonos que podemos disfrutar del  proceso de educar a nuestros hijos, que queremos guiarles, además de obtener y ofrecerles bienestar. Desde EnpositivoSÍ queremos ayudarte , nuestros profesionales pueden enseñarte a llevar a cabo este reto apasionante de educar y preparar a nuestros hijos para el mundo que les tocará vivir,  porque SÍ podemos hacerlo mejor.

imagen: (c) Unsplash