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El poder y la magia de la sonrisa

Sonreír nos hace sentir mejor

En muchas ocasiones es el reflejo de un estado de bienestar o placer, pero lo más sorprendente es que el simple hecho de sonreír nos hace sentir mejor, sonreírse a uno mismo incluso de forma voluntaria y algo forzado, mejora el ánimo.

La sonrisa le dice a nuestro cerebro que todo va bien, le ayuda a segregar hormonas como la  endorfina, dopamina, serotonina y oxitocina, que contribuyen a reducir el dolor físico, emocional y mejorar la salud, porque activan nuestro sistema neuroendocrino e inmunitario, elevan el número de leucocitos y favorecen la plasticidad cerebral.

Según numerosos estudios, las personas risueñas viven más, gozan de mejor salud, tienen mejores relaciones, son más atractivas, desarrollan su inteligencia y disfrutan de mayor equilibrio emocional.

La sonrisa se asocia con la alegría, una emoción que se produce cuando vivimos el presente satisfechos con nosotros mismos y  nos abre las puertas del futuro. Elige cualquier motivo para sonreír y comprueba los cambios, los seres humanos tenemos como mínimo, seis buenos motivos para sonreír cada día.

 

Está bien pedir ayuda

25 min para recibir apoyo y superar la ansiedad

Hace varias semanas que Tomás no ve a su padre de 80 años ingresado por Covid en urgencias, después de enterrar a su madre este verano tras una larga lucha con un cáncer de hígado. Por si fuera poco, su empleo peligra pues hay gente joven que se maneja con mucha más agilidad que él en las nuevas tecnologías. Tomás está angustiado y enfadado por todo lo que está pasando y se siente una víctima. Por un lado está deseando ver a sus hijos el fin de semana, y por otro le urge estudiar la nueva herramienta virtual que necesita para desempeñar su trabajo. Le llaman del hospital para comunicarle que su padre empeora. Estresado y preocupado pierde la paciencia y grita a su hijo pequeño montando una escena en el supermercado. El mayor sale a defender a su hermano le y le reprocha a su padre el poco caso que les hace y que preferirían no verle. Tomás está desesperado, la tensión le sobre pasa, la incertidumbre le carcome. No tiene tiempo para hacer terapia regularmente aunque le gustaría pues le fue bien en otra ocasión.

Recuerda nuestra propuesta de  «Programa de Rescate Covid 19» ,  solicita una sesión sin compromiso y esa misma tarde recibe una llamada para realizar una SESIÓN RESCATE de 25 minutos que se desarrollo de esta manera:

«Invitamos a Tomás a buscar un sitio cómodo donde pueda hablar con tranquilidad y se sienta seguro y le proponemos respirar con conciencia, relajar la mente para poder gestionar mejor esas emociones difíciles que está viviendo, gracias a unos ejercicios de eficacia comprobada en neurociencia. Después de escuchar qué le produce miedo, dolor y rabia le acompañamos  a recordar sus fortalezas y poner claridad en donde sí y donde no puede cambiar lo que acontece. Juntos encontramos un espacio donde Tomás ensaya cómo será su realidad interior cuando ponga en práctica la herramienta que acaba de practicar. Agradecido se despide habiendo superado el momento de desesperación que le hubiera llevado a empeorar su situación (dando rienda suelta a su ira o generando más pensamientos catastróficos) y reencontrándose con una sabiduría propia que tenía olvidada.»

Todas las personas nos encontramos en algún momento con situaciones que nos desbordan. Cuando agentes externos y situaciones fuera de lo normal tocan a nuestra puerta y nos obligan a encerrarnos, la incertidumbre y las pérdidas pueden llegar a generar estrés, bloqueo o depresión. La psicoterapia breve tiene una duración de 25 a 30 minutos, sin compromiso a seguir en un proceso terapéutico; te permite recibir apoyo, acompañamiento y escucha en esos momentos en los que sientes que la situación te supera.

Atrévete a pedir y a recibir apoyo, escucha, ayuda. Ahora es un buen momento para hablar de eso que te inquieta, molesta, hace sufrir, o aquello que te cuesta abordar y sin embargo sabes que te resta. Acude a esta terapia sin el compromiso de continuar con más sesiones. Si necesitas hablar con alguien, podrás encontrar una mano amiga. 

Tomarse en serio un cambio de actitud es el primer paso.

Poner límites, el reto de muchos padres

Saber poner límites para obtener un bien mayor

Cada vez vemos a más niños que al salir de clase lanzan  un “toma” a sus padres dándoles la mochila, o bien un “dame la merienda”, o “vamos al parque”…. Y cada vez observamos a más padres llevando la mochila y sobre todo aceptando resignados todas  las “peticiones” de sus hijos o dando eternas explicaciones de porque no pueden ir esa tarde al parque. En el mejor de los casos les convencen pero en muchos otros se sucede un “bueno…. pero solo un ratito” que luego se convierte en un tiempo indefinido hasta que el niño decide que quiere volver a casa.

Qué limites fijar y sobre todo, cómo hacerlo, es hoy en día una de los retos más grandes al que los padres y madres nos enfrentamosNo es fácil decir NO, incluso cuando queremos decir NO, marcar límites, poner normas y hacer que se cumplan, aunque eso no les guste. Decirles SI cuando hace falta un NO, para agradarles o para que nos quieran es algo egoísta ya que usamos a nuestros hijos para llenar nuestros vacíos emocionales e inseguridades.

Los padres durante una larga etapa de crecimiento del niño, debemos tomar decisiones, a veces difíciles, que no le van a gustar, por eso es preciso asumir la impopularidad de determinadas medidas, y aún así, tomarlas. Los hijos pequeños no tienen la madurez ni la experiencia necesarias para valorar la importancia de algunas medidas educativas que los padres debemos adoptar. Los límites siempre puestos con respeto y cariño, no son para hacerles sentir mal ni para coartar, sino para prevenir y conseguir un bien mayor: aumentar su nivel de libertad y responsabilidad, capacitarlos como personas aptas para la convivencia.

Queremos dar la enhorabuena a todos esos padres que no acceden a las exigencias de sus hijos, chantajes emocionales…. Y toman decisiones a veces en contra de lo que quieren sus hijos porque entienden que es lo que les conviene y es bueno para ellos y para todos los miembros de la familia.

María Ramos, psicóloga enpositivoSI

 

 

 

El equilibrio psicológico

Aristóteles nos decía, hace ya más de 24 siglos, que en el justo medio estaba la virtud, es decir el equilibrio entre dos extremos, desde el punto de vista psicológico ese centro o punto medio también es positivo, es lo que se denomina tener una alta estabilidad emocional.

 

Las personas que tienen ese equilibrio psicológico y emocional suelen tener un enfoque realista de la vida, no se ven afectadas con facilidad por los problemas o reveses cotidianos. Por eso, ante situaciones de estrés o dificultades, reaccionan con moderación y suelen reponerse con una relativa facilidad. Sus emociones son estables, no se dejan llevar por ellas, tampoco  por sus impulsos, en otras palabras no suelen tener grandes cambios de humor, ni de ánimo,  son pacientes, tranquilas, perseverantes y confiables. Las personas con una alta estabilidad emocional funcionan de una manera flexible y a la vez controlada.

 

En general cumplen estas características:

  1. Emocionalmente estables
  2. Buena capacidad para manejar sus emociones
  3. Enfoquen realista de la vida
  4. Aceptan lo que no pueden cambiar, pero cambian lo que sí pueden
  5. Toleran bien el estrés de la vida cotidiano
  6. Buena capacidad para manejar sus impulsos, no actúan de forma exagerada con gritos o lloros desproporcionados
  7. Son capaces de sentir compasión y empatía
  8. Conocen sus limitaciones  y aptitudes, saben  valorar sus capacidades y la de los demás
  9. Se enfrentan al contratiempo, intentan solucionarlo sin acudir a vías de escape como drogas, alcohol…
  10. Saben compartir, pedir ayuda y ofrecerla.

La mayoría de las personas solemos encontrarnos  en un nivel intermedio entre el nivel de  alta estabilidad emocional hasta un alto grado de neuroticismo o inestabilidad emocional.